La campaña de Lima
Esta campaña fue organizada por el gobierno chileno tras el fracaso de las negociaciones de paz realizadas bajo mediación de los Estados Unidos, en las que el Perú se negó a firmar la paz con cesión territorial. Previamente al inicio de la campaña de Lima, los chilenos enviaron una expedición de rapiña a lo largo de la costa norte peruana, al mando del capitán Patricio Lynch. Piérola organizó la defensa de Lima, tendiendo dos líneas defensivas. La primera línea partía del Morro Solar, en Chorrillos y pasaba por la hacienda Villa y los llanos de San Juan, hasta llegar a Monte Rico Chico. La segunda línea partía de la quebrada de Armendáriz, pasaba por las afueras de la villa de Miraflores y terminaba en Monte Rico Grande. Si bien los peruanos contaban con 20 000 hombres, estos en su mayor parte estaban mal preparados y peor equipados. Por su parte, los chilenos, bajo el mando del general Baquedano, desembarcaron en Pisco y Chilca; luego acamparon en Lurín, al sur de la capital peruana. Sumaban en total 25 000 soldados. Avanzaron hacia Lima y se enfrentaron a la primera línea defensiva peruana, librándose la batalla de San Juan y Chorrillos, el 13 de enero de 1881. Baquedano debió usar todas sus reservas para doblegar la tenaz resistencia peruana, especialmente en el Morro Solar. La villa de Chorrillos fue saqueada e incendiada. La última batalla de la defensa de Lima se dio en la línea de Miraflores, defendida mayormente por civiles, quienes se batieron con valor y denuedo en los llamados «reductos» (15 de enero de1881). Consumada la derrota peruana, Piérola se retiró a la sierra central, quedando en Lima como única autoridad peruana el alcalde Rufino Torrico, que entregó de manera pacífica la ciudad a los invasores, el 17 de enero de 1881. Los chilenos nombraron a su vez como gobernador a Patricio Lynch. Posteriormente, se formó en La Magdalena (suburbio de Lima) un nuevo gobierno peruano, encabezado por el doctor Francisco García Calderón, que se instaló el 12 de marzo de1881. Este presidente resistió las presiones de los chilenos para firmar una paz con cesión territorial, por lo que fue apresado y enviado a Chile. Por su parte, Piérola renunció también al mando supremo y marchó al extranjero.
La campaña de la Breña
Se conoce con el nombre de Campaña de la Breña a la resistencia peruana en la sierra central y norte, dirigida por el general Andrés Avelino Cáceres entre 1881 y 1883. Cáceres estableció como su centro de poder el valle del Mantaro y a Ayacucho como su reserva. En su momento máximo tuvo más de 3000 hombres a su mando, denominado el Ejército del Centro, comandado por el coronel Francisco de Paula Secada. Era, efectivamente, un ejército orgánico, compuesto, en parte, de veteranos; junto a él actuaban también guerrilleros, pero solo como tropas de choque. Pero para los chilenos todas estas fuerzas en conjunto eran solo guerrillas o montoneras, y como tales, fuera de las formalidades de la guerra.Contra estos «montoneros», el mando chileno envió una primera expedición contra Cáceres, comandada teniente coronel Ambrosio Letelier, que avanzó hastaHuancayo, pero tuvo que retroceder ante el acoso de los breñeros; en el trayecto de retorno una de las compañías chilenas fue derrotada en el combate de Sangrar (26 de junio de 1881). Una segunda expedición chilena, bajo el mando del coronel Estanislao del Canto, tampoco tuvo éxito. Cáceres salió airoso en el Primer Combate de Pucará (5 de febrero de1882) y posteriormente obtuvo un triple triunfo: Segundo combate de Pucará, Marcavalle y Concepción, entre el 9 y 10 de julio del mismo año. Los chilenos huyeron en apresurada retirada hacia Lima. Todo el departamento de Junín quedó libre de invasores. También en el norte del Perú, los pobladores de Cajamarca se levantaron contra los abusos de los chilenos a los que derrotaron en la sangrienta batalla de San Pablo, el 13 de julio de 1882. Por entonces, los chilenos presionaban al presidente peruano Francisco García Calderón (entonces confinado en Chile) a que firmara la paz con cesión territorial. Las mismas presiones sufría el contralmirante Lizardo Montero, el vicepresidente establecido en Arequipa. Ambos mandatarios rechazaron tales exigencias, pero sucedió entonces el llamado Grito de Montán, el 31 de agosto de 1882, proclamado por el general peruano Miguel Iglesias, jefe de las tropas del norte, quien consideraba necesario firmar ya la paz, incluso con cesión territorial, antes que los chilenos continuaran destruyendo lo poco valioso que quedaba en el Perú. Cáceres rechazó tal planteamiento y anunció su voluntad de continuar la lucha. Los chilenos organizaron una tercera expedición contra los breñeros, mucho más poderosa. Cáceres entonces, junto al Ejército del Centro y a su Comandante en Jefe, Coronel Francisco de Paula Secada, deciden movilizarse hacia el norte para reforzar su posición y además para debilitar a Iglesias. Atravesaron el Callejón de Huaylas, cruzaron la Cordillera Blanca y llegaron hasta Huamachuco, donde trabaron con la división chilena del coronel Alejandro Gorostiaga la batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883). Los peruanos estuvieron a punto de ganar la batalla pero el agotamiento de sus municiones y la falta de bayonetas permitieron voltear el resultado a favor de los chilenos. Pero Cáceres y el Ejército del Centro no se dieron por vencidos y pasaron Ayacucho, con la intención de organizar nuevamente la resistencia. Una cuarta expedición, al mando de Martiniano Urriola, se internó en la sierra en busca de Cáceres, pero éste logró evadirla. Pero por entonces Miguel Iglesias, proclamado presidente provisorio del Perú por una asamblea legislativa de los departamentos del norte, firmaba en Ancón la paz con Chile, por lo que las tropas chilenas recibieron la orden de abandonar la sierra central y replegarse a Lima.
Tratado de Ancón:
El Tratado de Ancón, firmado el 20 de octubre de 1883, reconoció la derrota peruana y dio por terminada la guerra conChile. El Perú cedió a Chile perpetua e incondicionalmente la provincia de Tarapacá, y las provincias de Tacna y Arica quedaron sujetas a la legislación chilena por un período de diez años más, tras el cual se debía realizar un plebiscito para decidir su destino final. Por otra parte, en 1884, se firmó un Pacto de Tregua entre Chile y Bolivia, en el que se estipuló una paz no definitiva.
La Reconstrucción Nacional (1884-1895)
Tras la guerra del Pacífico, se inició un período de Reconstrucción Nacional, es decir, de resurgimiento económico, político y social. Aunque fue éste un período de relativa calma, en realidad el país no conoció la reactivación económica ni la paz política sino hasta 1895.
Esta etapa es también conocida como la del Segundo Militarismo, pues los caudillos militares volvieron al ruedo político, pero ya no como héroes triunfadores, sino como vencidos. No obstante, eran los únicos que poseían la fuerza suficiente para ejercer el poder ante la desastrosa situación en que quedó el sector civil luego de la derrota ante Chile.
El país quedó dividido en dos bandos: los "hombres de Montán" seguían al general Miguel Iglesias, y "los de kepí rojo", al general Andrés Avelino Cáceres, héroe de la resistencia. Iglesias había sido proclamado presidente regenerador en 1882 y, luego de la firma del tratado de Ancón, una Asamblea Constituyente lo confirmó en el cargo. Con los pocos recursos existentes, Iglesias intentó sacar al país adelante, pero sufrió la tenaz oposición de Cáceres.
Pese a que el país recién había salido de una guerra desastrosa se desató la guerra civil. En 1884 Cáceres logró “huaripampear” o poner fuera de juego al ejército principal de Iglesias en la sierra central, en una brillante estrategia militar, luego de lo cual atacó Lima, donde puso sitio al Palacio de Gobierno, en noviembre de 1885. Iglesias, derrotado, renunció a la presidencia y el poder quedó provisoriamente en manos del Consejo de Ministros presidido por Antonio Arenas. Éste convocó a elecciones en las que ganó abrumadoramente Cáceres.
Cáceres gobernó de 1886 a 1890, período que sería su primer gobierno constitucional. Tuvo que afrontar la reconstrucción del país, especialmente en el campo económico. Puso fuera de curso el billete fiscal o papel moneda, muy devaluado para entonces; creó impuestos nuevos; intentó la descentralización tributaria; y para solucionar el problema de la enorme deuda externa firmó el Contrato Grace por el cual entregó los ferrocarriles a los acreedores. Su gobierno fue autoritario y tuvo que enfrentar una tenaz oposición desde la prensa y el parlamento.
Finalizando el período de Cáceres, se convocaron a elecciones en 1890, en las que triunfó el coronel Remigio Morales Bermúdez, que pertenecía al mismo partido de Cáceres (el Partido Constitucional o cacerista), y por lo tanto, significó el continuismo político. Morales Bermúdez llevó a cabo un discreto gobierno y debió enfrentar la negativa de Chile a convocar el plebiscito que debía decidir el destino final de las provincias de Tacna y Arica, tras haber finalizado en 1894 el plazo de 10 años estipulado en el Tratado de Ancón de 1883. Chile fue prorrogando la realización de dicho plebiscito indefinidamente; finalmente nunca se realizó.
Víctima de una enfermedad, Morales Bermúdez murió el 1 de abril de 1894, antes de concluir su mandato. Lo sucedió el segundo vicepresidente Justiniano Borgoño, en desmedro del primer vicepresidentePedro Alejandrino del Solar, que fue marginado por oponerse al cacerismo. Borgoño allanó el camino para la vuelta al poder del general Cáceres y convocó a unas elecciones que fueron muy cuestionadas. Con el apoyo del gobierno, Cáceres triunfó en dichos comicios.
Por segunda vez Cáceres asumió la presidencia, el 10 de agosto de 1894. Pero carecía de legitimidad y popularidad, por lo que era inevitable que surgiera laguerra civil. El anticacerismo formó la Coalición Nacional, integrada por losdemócratas y civilistas, que eligieron como líder a Nicolás de Piérola (jefe de los demócratas), entonces desterrado en Chile. En todo el Perú surgieron partidas de montoneros que se sumaron a la causa de la Coalición. Piérola retornó al Perú, desembarcó en Puerto Caballas (costa de Ica) y pasó a Chincha donde dio un Manifiesto a la Nación, tomando el título de Delegado Nacional, y poniéndose de inmediato en campaña sobre Lima, al frente de los montoneros. Estos atacaron la capital del 17 al 19 de marzo de 1895, desatando una lucha muy sangrienta. Al verse desprovisto del apoyo del pueblo, volcado masivamente hacia los coaligados, Cáceres renunció y partió al exilio. Se instaló una Junta de Gobierno presidida porManuel Candamo, que convocó a elecciones en las que triunfó abrumadoramente Piérola.
La República Aristocrática (1895-1919)
Con el advenimiento al poder de Nicolás de Piérola en 1895, se dieron las condiciones para la formación de la República Oligárquica, llamada también República Aristocrática, término éste acuñado por Basadre. Se extiende desde el 8 de septiembre de 1895 hasta el 4 de julio de1919, período en el que se sucedieron una serie de gobiernos elegidos democráticamente, con excepción del período de 1914-1915. Fue entonces cuando se materializó una políticapluto - oligárquica, con unas clases alta y media que vivían acomodadamente y un pueblo llanocon diversas carencias. Se acentuó la dependencia económica hacia el capitalismo inglés y el norteamericano y se desarrolló de nuevas actividades económicas: agroexportación (azúcar y algodón), extracción cauchera y la extracción petrolera. El malestar de las clases populares se manifestó en el surgimiento del movimiento obrero anarcosindicalista y el estallido de huelgas.
Las principales fuerzas políticas eran el Partido Demócrata o pierolista y Partido Civil o civilista, que se habían aliado en la coyuntura de 1894-1895. A partir de 1903 predominaría el civilismo en el gobierno, lo que se conoce como el Segundo Civilismo, por distinción del primero de 1872-1874. Otras fuerzas importantes fueron el Partido Constitucional o cacerista y el Partido Liberal.
El gobierno de Piérola (1895-1899) fue notable, contando con el apoyo de demócratas y civilistas. Piérola convocó a los más capaces para ocupar funciones en el gobierno, sin tener en cuenta antecedentes partidarios; respetó escrupulosamente la Constitución; fortaleció las instituciones públicas e impulsó el desarrollo integral del país. Destacan las importantes reformas en el campo económico y financiero, como la implantación de una nueva moneda (la Libra peruana), la primera ley normativa de la ejecución presupuestal, la creación de la Compañía Recaudadora de Impuestos. Además, fomentó el ahorro público, aplicó una política de austeridad gubernamental y evitó el endeudamiento externo. Asimismo, fomentó y protegió la industria nacional, impulsó el desarrollo de la Amazonía, llevó a cabo un plan de obras públicas sin recurrir a los empréstitos, impulsó la prolongación de caminos y ferrocarriles y la modernización de ciudades. En el aspecto de la defensa nacional, contrató a una misión francesa para que modernizara al Ejército, fundó la Escuela Militar de Chorrillos y estableció el servicio militar obligatorio. En el aspecto material, continuó la expansión urbana de Lima, construyendo el Paseo Colón e iniciando la Avenida de la Colmena, hoy llamada Avenida Nicolás de Piérola.
Ya finalizando su mandato, Piérola intentó mantener la coalición política que lo había apoyado y planteo una convención civil-demócrata para presentar una fórmula común en el proceso electoral. Los demócratas quedaron facultados para elegir el candidato y optaron por el ingeniero Eduardo López de Romaña, quien logró la presidencia con relativa facilidad.
López de Romaña (1899-1903) continuó el desarrollo de la agricultura, la minería y la industria; promovió la colonización de los valles interandinos y zonas orientales, hasta entonces aislados; promulgó el Código de Minería, el nuevo Código de Comercio y el Código de Aguas; creó el Estanco de la Sal para financiar la recuperación de las provincias de Tacna y Arica en poder chileno; y afrontó los problemas derivados de la política de chilenización en dichos territorios, que buscaban perpetuar la ocupación. Al término de su mandato, una nueva alianza, ahora entre los civilistas y el Partido Constitucional de Cáceres, llevó a la presidencia al acaudalado hombre de negocios Manuel Candamo, quien asumió el 8 de septiembrede 1903, siendo el segundo civilista en llegar a la presidencia, después de Manuel Pardo en 1872. Pero Candamo murió antes de finalizar su mandato, el 7 de mayo de 1904. El poder quedó a cargo del jurista cuzqueño Serapio Calderón, quien convocó a nuevos comicios, en las que ganó José Pardo y Barreda, cabeza de una nueva generación de civilistas con anhelos renovadores.
El primer gobierno de José Pardo (1904-1908) apoyó firme y eficazmente a la educación pública, fomentó la cultura e inició la legislación social. Se preocupó también por defensa nacional, repotenciando al Ejército y la Marina. En el aspecto internacional enfrentó conflictos limítrofes con Colombia, Ecuador y Bolivia. Pero el problema que más demandaba entonces la atención de la Cancillería peruana era el enfrentado con Chile, país que retenía ilegalmente las provincias peruanas de Tacna y Arica. El gobierno chileno no solo prorrogó indefinidamente la realización del plebiscito estipulado en el tratado de Ancón, sino que acentuó su desalmada política de «chilenización» contra los peruanos de Tacna y Arica, así como los que residían en Tarapacá. En las elecciones de 1908 el candidato oficialista fueAugusto B. Leguía, quien ante la ausencia voluntaria del pierolismo, pudo ganar fácilmente.
El primer gobierno de Leguía (1908-1912) enfrentó problemas limítrofes con los cinco países vecinos, de los cuales sólo logró solucionar definitivamente aquellos que mantenía con Brasil(8 de septiembre de 1909) y Bolivia (17 de septiembre del mismo año). Con Ecuador hubo un conato de conflicto en 1910, con Colombia se libró el conflicto de La Pedrera (1911) y con Chile se rompieron las relaciones diplomáticas, ante el recrudecimiento de la desalmada política de chilenización en Tacna y Arica.
En el orden interno, Leguía afrontó también mucha perturbación. Enfrentó con valentía unaintentona golpista promovida por Carlos de Piérola, Isaías de Piérola y Amadeo de Piérola (el primero, hermano de Nicolás de Piérola, y los restantes, hijos de este caudillo) que fue reprimida severamente (29 de mayo de 1909). De carácter personalista y autoritario, Leguía se separó del Partido Civil, que se fraccionó en dos: los leales a Pardo y los leales a Leguía. En los dos últimos años de su gobierno se manifestó una aguda crisis económica, motivada por el endeudamiento interno acelerado, los gastos de la defensa nacional y el déficit presupuestal.
En las elecciones presidenciales de 1912 Leguía quiso imponer a su candidato Ántero Aspíllaga pero surgió entonces la candidatura opositora del ex alcalde de Lima Guillermo Billinghurst, que pronto obtuvo una rápida y arrolladora popularidad. Los billinghuristas exigieron la anulación de los comicios, vista la falta de garantías. Presionado por la opinión pública, elCongreso se vio obligado a elegir como presidente a Billinghurst
Billinghurst (1912-1912) quiso favorecer a la clase obrera, lo que le ganó la oposición de los elementos conservadores. Tuvo una pugna tenaz con el Congreso, dominado por los civilistas y leguiístas, sus enemigos políticos. Se propuso entonces disolver el parlamento y convocar al pueblo para realizar reformas constitucionales fundamentales, lo que provocó el levantamiento militar del coronel Óscar R. Benavides, héroe de La Pedrera, que derrocó a Billinghurst el 4 de febrero de 1914.
Benavides asumió el poder, primero a la cabeza de una Junta de Gobierno y luego como presidente provisorio designado por el Congreso (1914-1915). Enfrentó el problema monetario y se comprometió a restaurar el orden legal. En 1915 convocó a una Convención de los partidos civilista, liberal y constitucional, para que lanzaran una candidatura unificada. El elegido fue el ex presidente José Pardo, del Partido Civil, quien ganó abrumadoramente las elecciones de ese año, derrotando a la simbólica candidatura de Carlos de Piérola, del Partido Demócrata.
El segundo gobierno de José Pardo (1915-1919) se caracterizó por la violencia política y social, síntoma del agotamiento del civilismo y de la crisis mundial. Por efecto de la primera guerra mundial se agravó la condición económica de la clase trabajadora y se preparó el campo para el desenvolvimiento de la acción sindical. Se produjeron sucesivas huelgas que tenían como exigencia el abaratamiento de las subsistencias y la implantación de la jornada de las «8 horas de trabajo»; ésta última fue concedida finalmente, por decreto del 15 de enero de 1919. En el sur andino, los abusos de los hacendados y gamonales sobre la población nativa y campesina motivaron muchas sublevaciones de indígenas, como la encabezada por Rumi Maqui en 1915.
Pardo convocó a elecciones en 1919, en las que postuló el ex presidente Augusto B. Leguía, que enfrentó a la candidatura oficialista representada por Ántero Aspíllaga. Los comicios, que no fueron muy limpios, dieron por ganador a Leguía, pero en el recuento oficial se le anularon numerosos votos. Ante el peligro de que fueran anuladas las elecciones y que estas se trasladaran al Congreso, donde los civilistas tenían mayoría, Leguía y sus partidarios dieron un golpe de estado, contando con el apoyo de la gendarmería (4 de julio de 1919). Finalizó así la «República Aristocrática» y se inició una nueva etapa en la historia republicana del Perú.
El Oncenio de Leguía (1919-1930)
Consumado el golpe de estado de 1919, Leguía asumió el poder como presidente transitorio. Disolvió el Congreso y convocó a un plebiscito para someter al voto de la ciudadanía una serie de reformas constitucionales que consideraba necesarias; entre esas reformas se contemplaba elegir al mismo tiempo al Presidente de la República y al Congreso, ambos con períodos de cinco años (antes, el mandato presidencial era de cuatro años y el Parlamento se renovaba por tercios cada dos años). Simultáneamente convocó a elecciones para elegir a los representantes de una Asamblea Nacional, que durante sus primeros 30 días se encargaría de ratificar las reformas constitucionales, es decir, haría de Asamblea Constituyente, para luego asumir la función de Congreso ordinario. Esta Asamblea se instaló el 24 de setiembre de 1919 y fue presidida por Mariano H. Cornejo, ideólogo del gobierno. Una de las primeras labores de dicha Asamblea fue hacer el recuento de votos de las anteriores elecciones presidenciales, tras lo cual ratificó como ganador a Leguía, quien fue proclamado Presidente Constitucional el12 de octubre de 1919. La Constitución vigente (la de 1860) fue sustituida por la Constitución de 1920.
Este segundo gobierno de Leguía se prolongaría por once años, ya que, tras sendas reformas constitucionales, se reeligió en 1924 y en 1929. Por eso se le conoce como el Oncenio y también como la «Patria Nueva», pues pretendía modernizar el país a través de un cambio de relaciones entre el Estado y la sociedad civil.
Fue una época en que se restringieron las libertades públicas. El diario La Prensa, donde se había parapetado la oposición, fue asaltado y confiscado. Se barrió también con la oposición en el parlamento, que quedó sometido al Ejecutivo. Se puso fin a las municipalidades elegidas por voto popular, siendo reemplazadas por organismos con personal designado por el gobierno. Los opositores políticos fueron perseguidos, presos, deportados y hasta fusilados.
La figura del presidente fue adulada hasta límites extremos, se habló del «Siglo de Leguía», del «Gigante del Pacífico», del «Júpiter Presidente», del «Wiracocha», y se le comparó hiperbólicamente con personajes como Bolívar, Julio César,Alejandro, Bonaparte, etc.
La preocupación esencial de Leguía fue la modernización del país, lo que quiso imponer a paso acelerado. Suceso notable de este período fue la celebración pomposa del Centenario de la Independencia en 1921, cuyo acto central fue la inauguración de la Plaza San Martín, en el centro de Lima. Un gigantesco programa de obras públicas fue financiado con empréstitos obtenidos del exterior. Se arreglaron y pavimentaron muchas avenidas, calles y plazas limeñas, se abrieron varias avenidas a fin de ampliar el radio urbano, como la Avenida Progreso (hoy Venezuela) y la Avenida Leguía (hoyArequipa).
Se fomentó la política colonizadora, se realizaron importantes obras de irrigación en la costa; entre ellas en la pampa de Imperial (Cañete) y en las pampas de Olmos (Lambayeque). Se estudió también la irrigación de las pampas de La Joya, enArequipa. Se realizó una importante obra vial en toda la República. Medida impopular fue la ley de Conscripción Vial (1920) que obligaba a todos los hombres de 18 a 60 años de edad a trabajar gratuitamente en la construcción y apertura de carreteras, por espacio de 6 a 12 días al año, lo que en la práctica afectó mayormente a la población indígena.
Fueron creadas la Escuela de la Guardia Civil y Policía (a cargo de instructores españoles), la Escuela de Aviación de Las Palmas y el Ministerio de Marina (el cual en 1929 pasó a llamarse de Marina y Aviación).
En el aspecto internacional, se firmaron dos tratados internacionales muy polémicos:
- El Tratado Salomón-Lozano, con Colombia, el 24 de marzo de 1922, que fue aprobado por el Congreso en 1927. Ello significó ceder a Colombia una porción territorial comprendida entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado "Trapecio Amazónico", donde se hallaba la población de Leticia. Este tratado fue considerado excesivamente entreguista y generó resistencia entre los peruanos que habitaban las zonas afectadas.
- El Tratado Rada Gamio-Figueroa Larraín, con Chile, firmado el 3 de junio de 1929, en Lima (por lo que se le conoce también como Tratado de Lima). Puso término a la cuestión limítrofe con Chile, tras más de 40 años de la firma delTratado de Ancón de 1883. Ambas partes renunciaron a la realización del tantas veces postergado plebiscito de Tacna y Arica, y acordaron el siguiente arreglo: Tacna regresaría al seno de la patria peruana, pero Chile se quedaría con Arica.
En el aspecto político se eclipsaron los viejos partidos (el Civil, el Demócrata, el Constitucional y el Liberal) y surgieron los primeros partidos modernos que aglutinaron a los sectores medios y populares de tendencias reformistas o revolucionarias: el Partido Aprista, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Socialista Peruano, fundado por José Carlos Mariátegui.
En el aspecto económico, se incrementó notablemente la dependencia hacia los Estados Unidos debido a los fuertes empréstitos contraídos a los bancos norteamericanos para realizar obras públicas; la deuda llegó a los 150 millones de dólares en 1930. Ello provocó una aparente bonanza, que finalizó al estallar la crisis mundial de 1929 afectando directamente a la población, siendo el factor que aceleró la caída de Leguía, sumado al descontento por la evidente corrupción administrativa y por la firma de los tratados con Colombia y Chile con cesión territorial.
El 22 de agosto de 1930 el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, al mando de la guarnición de Arequipa, se pronunció contra Leguía. El movimiento revolucionario se propagó rápidamente por el sur del país. También en Lima el ambiente era favorable para la revolución. Para dominar la situación Leguía pretendió formar un gabinete militar, pero en las primeras horas de la madrugada del 25 de agosto la guarnición de Lima lo obligó a renunciar. Finalizó así el Oncenio de Leguía.
Gobiernos militares (1930-1939)
El fin del Oncenio trajo consigo la irrupción de los militares en la vida política, fenómeno que Basadre ha denominado el “Tercer Militarismo”, el cual surgió a consecuencia del vacío político (al estar los partidos tradicionales debilitados o en trance de extinción) y ante los peligros que aparentemente, acechaban al Estado y a la nación como consecuencia de la crisis mundial. El historiador también resalta otros fenómenos descollantes de este período: el comienzo de la irrupción de las masas organizadas en la política y el crecimiento de las clases medias.5
Tras la renuncia de Leguía, el poder quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el general Manuel María Ponce Brousset. Pero éste no contaba con popularidad. La ciudadanía se inclinó por el caudillo de Arequipa, el comandante Luis Sánchez Cerro, que el 27 de agosto arribó en avión a Lima, siendo recibido apoteósicamente. En el acto, Sánchez Cerro constituyó una Junta Militar de Gobierno bajo su presidencia. Leguía, que había zarpado en un buque de la armada rumbo al exilio, fue apresado y obligado a desembarcar. Murió 16 meses después, en prisión.
La situación del país era crítica; se produjeron disturbios obreros, universitarios y militares. Sánchez Cerro dictó una serie de medidas, como la creación del Tribunal de Sanción Nacional para juzgar los casos de enriquecimiento ilícito durante el Oncenio, la derogación de la ley de conscripción vial, el matrimonio civil obligatorio, la disolución de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), de inspiración comunista. Para remediar la crisis económica contrató una misión de expertos financistas estadounidenses, encabezado por el profesor Edwin Kemmerer, que sugirieron la aplicación de una serie de medidas, de las que solo se acogieron parcialmente unas cuantas.
Sánchez Cerro prometió convocar a elecciones, pero cometió el error de querer postular a la presidencia estando en el poder. Una nueva rebelión que estalló en Arequipa lo obligó a dimitir el 1 de marzo de 1931. Interinamente, por unas horas, asumió el poder el jefe de la iglesia católica peruana, monseñor Mariano Holguín, como presidente de una junta de notables, que inmediatamente dio pase a una Junta Transitoria presidida por el presidente de la Corte Suprema Ricardo Leoncio Elías y luego por el teniente coronel Gustavo Jiménez. Sin embargo, estas Juntas no gozaron de apoyo y la presión popular impuso al viejo líder apurimeño David Samanez Ocampo como presidente de una Junta Nacional de Gobierno, con representación de todo el país (11 de marzo de 1931).
Samanez pacificó momentáneamente al país y convocó a elecciones para Presidente y los representantes de la Asamblea Constituyente. Con tal fin dio un nuevo Estatuto Electoral y creó el Jurado Nacional de Elecciones. Estas elecciones generales se realizaron el 11 de octubre de 1931 y fueron las primeras elecciones modernas de la historia peruana. Los principales candidatos fueron Sánchez Cerro, por la Unión Revolucionaria, y Víctor Raúl Haya de la Torre, por el Partido Aprista Peruano. Sánchez Cerro, auroleado por ser el caudillo que derrocó a Leguía, triunfó en las urnas por un amplio margen, pero los apristas no reconocieron el resultado y denunciaron fraude. El país quedó así dividido, con el germen de la guerra civil.
Sánchez Cerro asumió como presidente constitucional el 8 de diciembre de 1931. Ese mismo día se instaló el Congreso Constituyente cuya misión primordial sería dar una nueva Constitución al país. El nuevo gobierno contaba con mayoría parlamentaria. Los diputados apristas elegidos tomaron posesión de sus escaños y conformaron en una combativa minoría opositora al gobierno.
La oposición del aprismo al gobierno sanchecerrista se tornó exacerbada. Menudearon los atentados, las revueltas y los actos terroristas. El Congreso aprobó leyes severas, entre ellas una llamada Ley de Emergencia, que dio al gobierno poderes especiales para reprimir a los opositores, en especial a los apristas, aunque también a los comunistas. Los diputados apristas fueron desaforados.
En 1932 ocurrieron una serie de sucesos sangrientos provocados por los apristas: un atentado criminal contra la vida del mismo Sánchez Cerro, que se salvó fortuitamente (6 de marzo); una rebelión de la marinería de la escuadra del Callao (7 de mayo), que fue sofocada severamente, siendo fusilados ocho marineros; y la llamada revolución aprista de Trujillo (7 de julio), que fue reprimida sangrientamente por el gobierno. Trujillo fue tomada por el ejército, que en represalia por la masacre de los oficiales prisioneros en el cuartel O’Donovan, fusiló a un número no determinado de ciudadanos, que desde entonces fueron considerados como los “mártires del aprismo”. Al año siguiente estalló una sublevación militar en Cajamarca encabezada por el comandante Gustavo Jiménez, quien al ser vencido en Paiján se quitó la vida disparándose un tiro en la cabeza (14 de marzo de 1933).
Obra importante del gobierno sanchecerrista fue la promulgación de la Constitución Política de 1933, el 3 de abril de 1933. Otras obras importantes fueron el otorgamiento a los obreros de vacaciones y el descanso remunerado por el día del trabajo, la creación de los restaurantes populares, el equipamiento de las Fuerzas Armadas, la continuación de lacarretera Central, etc.
En el aspecto internacional, Sánchez Cerro declaró inicialmente su intención de respetar los tratados firmados por sus antecesores, pero presionado por la opinión pública, se vio obligado a respaldar a los patriotas peruanos de Leticia, que querían que su territorio, cedido a Colombia por el Tratado Salomón-Lozano, volviera al seno del Perú (episodio conocido como el incidente de Leticia). Ello que provocó un enfrentamiento bélico con dicha nación. Estando precisamente Sánchez Cerro pasando revista a los reclutas en el Hipódromo de Santa Beatriz (hoy Campo de Marte, en Lima), el 30 de abril de 1933, cuando fue víctima de un atentado: un individuo, llamado Abelardo González Leiva, se le acercó y le disparó varios tiros, que le cegaron la vida. Se supo después que el magnicida se había afiliado al partido aprista años antes, pero no se sabe hasta hoy si actúo solo o formó parte de un complot. Ese mismo día el Congreso, violando la Constitución, nombró presidente de la República al general Oscar Benavides, para que completara el período del difunto presidente, o sea hasta 1936.
La tarea inicial de Benavides fue buscar el fin del conflicto con Colombia, país con el que se llegó a un acuerdo de paz en mayo de 1934, previo compromiso del Perú de respetar el Tratado Salomón-Lozano. En el aspecto interno, Benavides dio la Ley de Amnistía General, el 9 de agosto de 1933, que favoreció a los apristas. Pero tras un intento revolucionario aprista en Lima (la llamada conspiración de El Agustino), se reinició la persecución antiaprista. Los apristas respondieron con actos terroristas en todo el país. El 15 de mayo de 1935 ocurrió el asesinato del director del diario El Comercio, Antonio Miró Quesada de la Guerra, y el de su esposa, a manos de un militante aprista. La represión recrudeció. Tanto el Partido Aprista como el Comunista fueron proscritos según ley por ser partidos “internacionales”.
Como su período debía culminar en 1936, Benavides convocó a elecciones en las que el candidato favorito era Luis Antonio Eguiguren; pero estas elecciones fueron anuladas por el Jurado Nacional de Elecciones, con el argumento de que los votos de los apristas favorecían a Eguiguren, y por tanto, eran ilegales por provenir de un partido proscrito. Consultado el Congreso, éste decidió que Benavides extendiera su mandato por tres años más, hasta 1939, y por añadidura le cedió la facultad de legislar. Acto seguido, el Congreso se disolvió.
Bajo el lema de «orden, paz y progreso», Benavides gobernó apoyado por la alta finanza y las Fuerzas Armadas. Logró superar la crisis económica, mejoró notablemente el aspecto financiero, especialmente en lo relacionado con la banca y la captación de impuestos, aplicándose algunos proyectos que había dejado la misión Kemmerer en 1931. El país comenzó a entrar a un período de prosperidad debido a las exportaciones, especialmente agrícolas. Se promulgó el Código Civil de 1936, se creó el Ministerio de Salud Pública, Trabajo y Asistencia Social y el Ministerio de Educación Pública, se fomentó el turismo. Se realizaron grandes obras de modernización en la capital, como la construcción de las actuales sedes de los poderes ejecutivo (Palacio de Gobierno), legislativo (Palacio Legislativo) y judicial (Palacio de Justicia). Se realizaron también obras de saneamiento en diversas ciudades, se culminaron varias obras de irrigación iniciadas por Leguía, se construyeron barrios y comedores para los trabajadores y sus familias, se instituyó el Seguro Social Obligatorio para Obreros, entre otras obras de tipo social.
Sin embargo, en el último tramo del gobierno de Benavides se hizo notorio el hastío de la población. El 19 de febrero de1939 ocurrió la intentona golpista del general Antonio Rodríguez Ramírez, al parecer con gran apoyo de diversos sectores. Aunque dicho caudillo resultó muerto en Palacio de Gobierno tras ser ametrallado por un oficial de la policía, Benavides entendió el mensaje.
Viendo pues el panorama, que le era adverso, Benavides decidió convocar a elecciones y hacer el traspaso de poder. Pero antes convocó a un plebiscito, que se realizó el 18 de junio de 1939, y por el cual se aprobaron importantes reformas constitucionales, como la ampliación del período presidencial de 5 a 6 años, el restablecimiento de los dos vicepresidentes y la disminución de las facultades legislativas del Congreso en materia económica. Su intención era robustecer el Poder Ejecutivo en desmedro del Legislativo.
Las elecciones generales se realizaron el 22 de octubre de 1939. El candidato del gobierno, el banquero Manuel Prado Ugarteche (hijo del presidente Mariano Ignacio Prado), ganó con facilidad a su contrincante, el abogado José Quesada Larrea. Se habló de fraude electoral.
FUENTE DE: https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_republicana_del_Per%C3%BA
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o presidencial de 5 a 6 años, el restablecimiento de los dos vicepresidentes y la disminución de las facultades legislativas del Congreso en materia económica. Su intención era robustecer el Poder Ejecutivo en desmedro del Legislativo.
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