sábado, 18 de junio de 2016

Perú Republicano 3ra parte

Los ensayos democráticos (1939-1948)

Manuel Prado Ugarteche, presidente constitucional del Perú en dos períodos: 1939-1945 y 1956-1962.
Manuel Prado asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939, iniciando lo que sería su primer gobierno (1939-1945). Político hasta entonces casi desconocido, se vaticinó que no duraría mucho en el cargo, pero desplegó una combinación de astucia táctica, flexibilidad estratégica y encanto personal, que le permitió gozar de respaldo. Su gobierno continuó en gran parte la obra realizada por el general Benavides, manteniendo fuertes vínculos con la oligarquía. Fue de una relativa democracia. Mantuvo proscrito al Partido Aprista y recibió el apoyo del Partido Comunista.
Este primer gobierno de Prado coincidió con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial en la cual el Perú se alineó decididamente con el bando aliado, siendo el primer país de Latinoamérica en romper relaciones con las potencias del Eje. Durante una reunión extraordinaria de cancilleres realizada en Río de Janeiro, a principios de 1942, fue la actitud peruana la que inclinó a los representantes de los demás países americanos a apoyar aEstados Unidos.
Otro éxito internacional del gobierno de Prado fue la victoria sobre el Ecuador tras una breveguerra librada en 1941, firmándose luego el Protocolo de Río de Janeiro (29 de enero de1942), que zanjó la centenaria disputa limítrofe con dicha nación, aunque los problemas derivados por la demarcación fronteriza habrían de ocupar todavía el resto del siglo XX.
Prado tuvo que enfrentar las consecuencias económicas y sociales de la guerra mundial. Las importaciones bajaron notablemente pero los productos de exportación aumentaron. La escasez de productos de importación para el consumo nacional hizo surgir nuevas industrias que reemplazaron a los productos extranjeros con buen éxito. La guerra hizo aparecer a numerosos "nuevos ricos".
Para las elecciones de 1945 se conformó por Frente Democrático Nacional (FDN), conformado las más dispares partidos y movimientos, siendo el más importante el Partido Aprista, que para eludir la prohibición constitucional por su calidad de “partido internacional”, adoptó el nombre de “Partido del Pueblo”. Este Frente se logró gracias a un acuerdo entre el líder aprista, Haya de la Torre, y el mariscal Benavides, que aún conservaba ascendiente en el Ejército. El FDN lanzó la candidatura del jurista José Luis Bustamante y Rivero, mientras que el gobierno apoyó la candidatura del general Eloy Ureta, el vencedor de la guerra del Ecuador.
Bustamante y Rivero resultó triunfador y asumió la presidencia el 28 de julio de 1945, gobernando con un apego a las leyes inusual en la historia peruana. Hecho notable de su gestión fue extender la soberanía peruana en una extensión de doscientas millas marinas, por Decreto Supremo expedido el 1 de agosto de 1947.
En el aspecto económico se produjeron serias dificultades. La inflación creció y los salarios perdieron su poder adquisitivo. Frente al malestar social, que se manifestó en huelgas, Bustamante aplicó una política de asistencia social, de inspiración aprista. Escasearon los productos de primera necesidad, que solo podían obtenerse en los “estanquillos” si se presentaba el carné de militante aprista. Otras medidas aplicadas, como el control de cambios y los controles de precios, no variaron la aguda situación. Por su parte, el sector exportador agro-minero reclamó la eliminación total del control de cambios y de la restricción de las importaciones, que les afectaba directamente a los bolsillos.
En el aspecto político, Bustamante perdió pronto el apoyo del aprismo, pues se negó a someterse a su influencia. El asesinato de Francisco Graña Garland, director del diario La Prensa (de tendencia antiaprista), ocurrido el 7 de enero de1947,6 fue atribuido al aprismo y marcó el inicio de la ruptura del gobierno con este partido. Los apristas pasaron a ejercer una desaforada oposición y los más exaltados de sus miembros planearon una revolución. Mientras que la oligarquía, que exigía mano dura contra los apristas, pasó también a conspirar, entendiéndose con los militares. El 3 de octubre de 1948, el sector extremista del aprismo fomentó la rebelión de la marinería en el Callao, que fue aplastada sangrientamente. Bustamante puso fuera de la ley al partido aprista, pero ya era muy tarde.
El 27 de octubre de 1948, el general Manuel A. Odría, a la cabeza de la guarnición de Arequipa, se levantó en contra del gobierno, proclamando una “Revolución Restauradora”. Otras guarniciones importantes, como la del Cuzco, dudaron en plegarse, pero el triunfo del movimiento se decidió cuando la guarnición de Lima, al mando del general Zenón Noriega se sumó a Odría. Bustamante, que se negó a renunciar, fue deportado hacia Buenos AiresArgentina. Nuevamente el país se sumía en una dictadura militar de derecha.

El Ochenio de Odría (1948-1956)[editar]

El general Manuel A. Odría.
El período conocido históricamente como el Ochenio de Odría se divide en dos fases: la Junta Militar de Gobierno (1948-1950) y la Presidencia de la República (1950-1956). Algunos lo definen como una “dictadura de derecha”; para otros fue solo un gobierno autoritario y popular. Retornaban así los militares al poder, tras ocho años de gobierno civil.
Depuesto el presidente Bustamante, los militares golpistas instauraron un Junta Militar, presidida por el general Manuel A. Odría, quien impuso un gobierno autoritario, enérgicamenteantiaprista y anticomunista. Se suprimieron las garantías individuales, consagrada indefinidamente con una arbitraria Ley de Seguridad Interna, dirigida con especial dureza contra el APRA. Cerebro de la represión fue el director de gobierno, Alejandro Esparza Zañartu(luego ministro de Gobierno). Los líderes apristas fueron encarcelados o deportados. Haya de la Torre se asiló en la embajada de Colombia, donde permaneció hasta 1954, cuando salió rumbo al destierro.
La Junta Militar decidió convocar a elecciones presidenciales en 1950. Odría sería el candidato, pero existía un problema formal: de acuerdo a la constitución, el ciudadano que aspirara a la presidencia no debía ejercer al mismo tiempo el poder, al que debía renunciar, mínimo, seis meses antes de las elecciones. Odría dio entonces su famosa “bajada al llano”: faltando apenas un mes para las elecciones dejó el poder al general Zenón Noriega (1 de juniode 1950). La oposición, reunida en una Liga Nacional Democrática, presentó a su vez la candidatura del general Ernesto Montagne Markholz. En protesta, estalló la rebelión de Arequipa que fue reprimida sangrientamente por el gobierno. Montagne fue apresado y desterrado, quedando así Odría como único candidato y vencedor de las elecciones generales del 2 de julio de 1950, convertidas en una auténtica farsa.
Odría juró como Presidente Constitucional el 28 de julio de 1950. De su gobierno merece destacarse la gran obra educacional y de seguridad social, así como la relativa recuperación económica y financiera del país, favorecido en parte por una beneficiosa coyuntura internacional: la guerra de Corea, que trajo un aumento las exportaciones y el repunte de sus precios. La crisis económica empezaría a arreciar a finales de su gobierno y sería su sucesor a quien le tocaría enfrentar su solución. Su lema fue "Hechos y no palabras" que luego lo cristalizó en “Salud, Educación y Trabajo”. Impulsó un ambicioso programa de obras públicas, lo que trajo como consecuencia un pleno empleo y consecuentemente una momentánea paz social. Fue así como se erigieron grandes unidades escolares (como el Melitón CarvajalMercedes CabelloTeresa González de Fanning, etc.), universidades nacionales, edificios públicos (como el del Ministerio de Educación), complejos de vivienda, hospitales (como el Hospital del Empleado, hoy “Edgardo Rebagliati Martins”; y el Hospital Militar Central), hoteles, puentes, estadios (como el Estadio Nacional de Lima) y autopistas como la Panamericana, obras todas de gran envergadura.
La abundancia de obras públicas y la falta de una fiscalización originaron inevitablemente una gigantesca corrupción pública, de la que se beneficiaron tanto Odría como sus allegados.
El presidente Manuel A. Odría junto con algunos de sus ministros.
Hacia 1954 empezaron a darse señales de la descomposición del régimen. Acusado de conspirador, el general Zenón Noriega fue desterrado. El 20 de julio de 1955, los redactores del diario La Prensa prepararon una declaración en la que exigían la derogatoria de la Ley de Seguridad Interior, la reforma electoral y la amnistía política general. Este documento sirvió de punto de partida para la fundación de la Coalición Nacional, encabezada por Pedro Roselló, Manuel Mujica Gallo, y Pedro G. Beltrán. Una reunión de la Coalición, realizada en el teatro de Arequipa, fue atacada por matones al servicio del gobierno, iniciándose una masiva protesta, similar a la de 1950. La ciudad se declaró en huelga general y pidió la destitución del ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu. Estalló así la llamadaRevolución de Arequipa de 1955. Odría se abstuvo de enviar a las fuerzas militares para reprimir la revuelta y Esparza tuvo que renunciar, a fines de diciembre de 1955, partiendo al exilio. Este episodio marcó el comienzo del fin del régimen odriísta.
El régimen se hallaba ya estaba muy desgastado cuando Odría decidió convocar a elecciones generales en 1956, anunciando a la vez que no se presentaría como candidato. Se presentaron tres candidatos: Hernando de Lavalle, inicialmente apoyado por el gobierno y por el recientemente fundada Democracia Cristiana; el ex presidente Manuel Prado Ugarteche, por el Movimiento Democrático Peruano (MDP); y el arquitecto Fernando Belaunde Terry, lanzado por un improvisado Frente Nacional de Juventudes Democráticas, cuya inscripción fue impuesta al Jurado Nacional de Elecciones, tras una protesta memorable realizada en el centro de Lima, conocida como el “Manguerazo” (1 de junio de 1956).
Como el partido aprista se hallaba impedido de participar en las elecciones, los votos de sus militantes serían decisivos en la contienda. Los dirigentes apristas decidieron negociar sus votos, a cambio de la mejor oferta que hicieran los candidatos. Lavalle ofreció un estatuto de partidos que otorgaría la legalidad al APRA en fecha no determinada, lo que para los apristas no era suficiente. Fue Prado quien tuvo la habilidad de ganarse el apoyo de los apristas, a quienes prometió levantarles la proscripción no bien iniciado su gobierno, prometiendo derogar la famosa Ley de Seguridad Interior. El gobierno también optó por apoyar a Prado, con quien convino el llamado el Pacto de Monterrico, a cambio de una total impunidad en lo que respecta a los casos de corrupción del Ochenio.
Las elecciones se realizaron el 17 de junio de 1956. Los resultados oficiales fueron los siguientes: Manuel Prado Ugarteche, 568 134 votos (45.5 %); Fernando Belaunde Terry, 457 638 votos (36.7 %) y Hernando de Lavalle, 222 323 votos (17.8 %). El 28 de julio de 1956, los militares dejaron el poder en manos del doctor Manuel Prado.

Intermedio democrático (1956-1968)

Doctor Manuel Prado Ugarteche, presidente del Perú por segunda vez, de 1956 a 1962.
Manuel Prado Ugarteche asumió el gobierno por segunda vez el 28 de julio de 1956. Cumpliendo la promesa hecha a los apristas, derogó la Ley de Seguridad Interior, comprendiendo en la amnistía subsiguiente a todos los presos políticos y a los que se hallaban exiliados. Por ello esta nueva gestión fue llamada el «período de la convivencia», ya que se produjo un entendimiento entre el pradismo y el aprismo.
El segundo gobierno de Manuel Prado se desarrolló en un clima de agitación motivada por tres razones principales:
  • Por la crisis económica, originada por la recesión producida en Estados Unidos en 1957. Se depreciaron notablemente los productos de exportación y los dólares escasearon, por lo que se devaluó la moneda peruana.
  • Por la agitación que surgió en el campo a favor de la realización de la reforma agraria; y
  • Por la enérgica campaña de alcance nacional a favor de la recuperación de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas que ilegalmente seguía explotando la compañía norteamericana International Petroleum Company.
Para enfrentar la crisis económica se nombró como ministro de Hacienda y presidente del Consejo de Ministros a Pedro G. Beltrán, el director del diario La Prensa, hasta entonces tenaz crítico del gobierno (1959). Su misión era poner en orden las finanzas, equilibrar el presupuesto y estabilizar la moneda, lo que se logró, no sin antes adoptarse medidas antipopulares de corte liberal, como el alza de la gasolina, el recorte de los subsidios a los alimentos y el aumento de la carga tributaria.
Por esos años se desarrollaron mucho las migraciones de la sierra y se incrementaron las barriadas en torno a Lima, al punto de hablarse del “cinturón de miseria” que empezaba a rodear la capital. También por entonces empezó el despegue de la industria de la harina de pescado, hasta convertir al Perú en la primera potencia pesquera del planeta, mérito que se debió a un talentoso empresario peruano: Luis Banchero Rossi.
Al aproximarse el final del gobierno de Prado, el descontento popular era innegable. Menudearon las huelgas y se hicieron protestas bulliciosas y hasta violentas en las calles. En medio de ese ambiente se convocaron a las elecciones generales de 1962, siendo los principales candidatos los siguientes:
  • Víctor Raúl Haya de la Torre, por el Partido Aprista.
  • El arquitecto Fernando Belaunde Terry, por el partido Acción Popular.
  • El general y ex presidente Manuel A. Odría, por su partido Unión Nacional Odriísta.
Las elecciones se realizaron el 10 de junio de 1962. Al finalizar el escrutinio ningún candidato había obtenido el tercio de votos que exigía la Constitución Política vigente, teniendo entonces que elegir el Congreso entre los candidatos que más votación habían obtenido, que eran los tres arriba mencionados. La situación obligaba a un pacto entre por lo menos dos de estos tres principales contrincantes. Insólitamente para algunos, el pacto se realizó entre los dos enemigos acérrimos, Haya y Odría, acordándose que éste último asumiría la presidencia de la república. Pero se acusó al gobierno de haber cometido fraude en algunos departamentos, por lo que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, presidido por el general Ricardo Pérez Godoy, exigió al gobierno la anulación de las elecciones. Al recibir una respuesta negativa de parte del Jurado Nacional de Elecciones, los militares depusieron al presidente Prado en la madrugada del 18 de julio de 1962, cuando faltaban solo once días para finalizar su mandato presidencial. Se conformó una Junta Militar de Gobierno que anuló las elecciones y convocó a otras nuevas. Se ha dicho que el móvil verdadero de este golpe fue el antiaprismo muy arraigado todavía entre los militares. Cabe destacar que la acción de las Fuerzas Armadas fue de carácter institucional y no de tipo caudillesco, como habían sido hasta entonces todos los golpes de estado de la historia republicana del Perú.
Entre las medidas adoptadas por esta junta militar, destacan las destinadas a la planificación estatal y a la promoción cultural:
  • La creación del Sistema Nacional de Planificación del Desarrollo Económico y Social del Perú, que, posteriormente se denominó Instituto Nacional de Planificación (INP). Su finalidad fue proyectar el desarrollo del país de manera orgánica.
  • La creación de la Comisión Nacional de Cultura, el 24 de agosto de 1962, entidad autónoma encargada de la promoción, desarrollo y difusión de las manifestaciones culturales del país, que en 1971 empezó a llamarse Instituto Nacional de Cultura (INC), hoy Ministerio de Cultura.
La junta militar promulgó también la ley de bases de la Reforma Agraria, ante el agravamiento de la tensión campesina en el país, incitada por los sucesos de los valles de La Convención y Lares, en el departamento del Cuzco, donde los campesinos, acaudillados por Hugo Blanco, habían ocupado la mayor parte de los latifundios.
Estas primeras medidas tenían como objetivo realizar una serie de reformas ante el temor de que el descontento social pudiera ser canalizado por sectores radicales de izquierda.
En marzo de 1963, Pérez Godoy fue desalojado de Palacio de Gobierno por su segundo, el general Nicolás Lindley Lópezporque, al parecer, empezaba a mostrar inclinaciones a continuar en el gobierno por más tiempo que el planeado originalmente. Lindley cumplió con la convocatoria de nuevas elecciones generales, que se realizaron el 9 de junio de1963, con la participación de los tres candidatos importantes de la anteriores elecciones, es decir Haya de la Torre, Belaunde y Odría. Pero esta vez funcionó en contra de Haya de la Torre la teoría del “voto perdido”: para muchos era muy probable que si ganaba nuevamente el APRA los militares insistirían en no reconocer el resultado, por lo que apostaron por Belaunde, que resultó así triunfador. Los resultados oficiales fueron los siguientes:
  • Belaunde, 708 662 votos (39.1 %).
  • Haya de la Torre, 623 501 votos (34.4 %).
  • Odría, 463 085 votos (25.5 %).
Arquitecto Fernando Belaunde Terry, presidente del Perú de 1963 a 1968 y de 1980 a 1985.
El arquitecto Fernando Belaunde resultó así elegido Presidente Constitucional para el período 1963-1969. Su obra estuvo orientada mayormente a las grandes obras públicas: construcción de carreteras (principalmente la Marginal de la Selva), aeropuertos, conjuntos habitacionales, reservorios, etc.; asimismo, restituyó el origen democrático de las autoridades municipales. Sin embargo, su labor fue obstaculizada constantemente en el parlamento por la oposición de los partidarios del general Odría (agrupados en la ultraderechista UNO) y del APRA; estos dos partidos, que años antes habían sido encarnizados enemigos, formaron la llamada COALICIÓN, poniendo en minoría parlamentaria a los representantes de los partidos de gobierno: Acción Popular y la Democracia Cristiana, que formaron la llamada ALIANZA.
En cuanto a política económica, Belaunde no pudo controlar la inflación y la moneda nacional sufrió una drástica devaluación el 1 de septiembre de 1967. Asimismo se elevó la deuda externa. Se produjeron algunos levantamientos de campesinos y brotes guerrilleros en zonas andinas afectadas por la pobreza y la opresión de los terratenientes y que fueron reprimidas rápidamente con ayuda del ejército. Se acrecentaron las migraciones internas, del campo a la ciudad, especialmente en Lima, donde surgieron numerosos barrios marginales, que se denominaron después “pueblos jóvenes”, que agudizaron el problema de la vivienda y aumentaron el índice de desocupación.
Belaunde inició la reforma agraria que afectaba principalmente a los latifundios no cultivados de la sierra y la costa, pero sin tocar a los que tenían un rendimiento eficiente, como los agroindustriales de la costa. Trató también de resolver el asunto del petróleo con la International Petroleum Company (IPC). El 13 de agosto de 1968 se suscribió el Acta de Talara, por el cual todos los campos petroleros pasaban a poder de la estatal Empresa Petrolera Fiscal (EPF), mientras que la IPC conservaba la refinería de Talara, el sistema de distribución nacional del combustible y las llamadas Concesiones Lima. La IPC se obligaba a comprar todo el petróleo que la EPF le quisiera vender, para procesarla en su refinería de Talara. Toda la prensa se hizo eco de este suceso, estallando la ciudadanía en alegría. Sin embargo, la opinión pública cambió cuando un sector de la prensa (la revista Oiga) dio a conocer las condiciones que había impuesto la IPC para la firma del Acta. El momento cumbre del escándalo llegó cuando el renunciante presidente de la EPF, ingeniero Carlos Loret de Mola, denunció que faltaba una página en el contrato de precios de petróleo crudo entre la EPF y la IPC (10 de setiembre de1968). Esa fue la famosa "Página Once", que sirvió de pretexto para que un grupo de oficiales del ejército dieran un golpe de estado menos de un mes después, acusando al gobierno de “entreguismo”.
En efecto, el 3 de octubre de 1968 el general Juan Velasco Alvarado encabezó el golpe de estado contra Belaunde, quien fue sacado a la fuerza de Palacio de Gobierno y desterrado a Argentina. Se inició así el llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.

Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada (1968-1980)

Juan Velasco Alvarado
El autodenominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas se instaló el 3 de octubre de 1968, tras el derrocamiento del presidente Belaúnde. Se dividió en dos fases: la primera, encabezada por el general Juan Velasco Alvarado (1968-1975) y la segunda, por el general Francisco Morales Bermúdez (1975-1980).
El general Juan Velasco Alvarado se alzó contra el reformismo de los gobiernos anteriores y se propuso realizar cambios sustanciales en las estructuras del país. Su gobierno se reclamó nacionalista, antimperialista, (especialmente anti-estadounidense) y antioligarca, claramente orientado hacia la izquierda, lo que lo diferenciaba del resto de las dictaduras latinoamericanas, que por lo general eran de derecha. Su plan de gobierno lo expuso en el llamado “Plan Inca”.
Las principales reformas que realizó el gobierno de Velasco fueron las siguientes:
  • La toma de las instalaciones de la IPC en Talara, el día 9 de octubre de 1968, la misma que la realizaron las fuerzas de la Primera Región Militar con sede en Piura, al mando del general Fermín Málaga. Este hecho puso fin al viejo problema de La Brea y Pariñas y tuvo un gran impacto favorable en el país, ayudando al gobierno a consolidarse en el poder. Para dirigir la política petrolera nacional se creó un nuevo organismo, Petróleos del Perú (PETROPERÚ).
  • Se dio la ley de Reforma Agraria, el 24 de junio de 1969, que modificó el régimen de tenencia de la tierra, proscribió el latifundio, promovió la integración de minifundios y su cultivo en armonía con el interés social. Se expropiaron los fundos agroindustriales de la costa y se crearon las Cooperativas Agrarias de Producción (CAP).
  • Estableció la Comunidad Industrial, por medio de la cual los trabajadores participarían corporativa e individualmente en las utilidades, gestión y administración de las empresas y la propiedad misma.
  • Se reformó el sistema bancario, creándose la Banca Comercial Asociada. Se puso bajo control directo del Estado alBanco Central de Reserva del Perú. Se prohibió a los bancos extranjeros la apertura de nuevas sucursales y se trató de captar mayor ahorro a través de la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE).
  • Se estatizó la industria pesquera, creándose para tal efecto la entidad PESCAPERÚ. Se creó el Ministerio de Pesquería.
  • Se dio la ley general de minería para promover la actividad minero-metalúrgica, con participación estatal. Para tal efecto de creó la entidad MINEROPERÚ. Los centros mineros de Cerro de Pasco fueron expropiados, creándose la entidad CENTROMIN PERÚ. También se crearon las entidades de HIERRO PERÚ (para la explotación del yacimiento de Marcona) y SIDER PERÚ (para la producción de acero en Chimbote):
  • Se creó el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (1970). Se promulgó la ley general de telecomunicaciones que permitía la intervención estatal en la radio y la televisión. Se creó el organismo ENTELPERÚ como ente rector de las comunicaciones. En las postrimerías de este gobierno, fueron confiscados todos los diarios de la capital, en la medianoche del 27 de julio de 1974. También se confiscaron diarios en provincias.
Salvador AllendeJuan Velasco Alvarado y Clodomiro Almeyda.
Estas grandes reformas emprendidas con el propósito de cambiar la fisonomía del país agravaron la situación económica, debido a sus costos enormes. Se multiplicaron las empresas estatales, con un número crecido de empleados, que por corrupción o ineficiencia, produjeron enormes pérdidas. De otro lado, el gobierno aplicó políticas económicas demagógicas, como los subsidios a la gasolina. Se empeñó también en no devaluar la moneda, en momentos en que esta medida era necesaria. Cuando finalizó su gobierno en 1975, ya no existían reservas en el Banco Central. Pero fue el atropello a la libertad de prensa lo que originó que por primera vez surgieran en las calles de Lima manifestaciones populares contra la dictadura. Los días 28 a 30 de julio de 1974 la juventud del distrito de Miraflores se apoderó de las calles y plazas, alzando su voz de protesta. Más de 400 manifestantes fueron detenidos.
En febrero de 1975 se inició en Lima una huelga de policías, quienes se quejaban de maltratos y exigían aumento de sus sueldos. Los policías se acuartelaron pacíficamente en Radio Patrulla, en la avenida 28 de julio del centro de Lima. En la medianoche del 4 al 5 de febrero, fueron despiadadamente atacados por la tropa y las unidades blindadas del ejército. Muchos policías huyeron; otros se rindieron. Se produjo también un número indeterminado de muertos y heridos. En la mañana del 5 de febrero estalló la más grave protesta popular, el llamado Limazo. Grupos de revoltosos recorrieron la ciudad e incendiaron el Casino Militar de la Plaza San Martín, el local del diario Correo y las oficinas de SINAMOS (entidad estatal que oficiaba como base política del régimen). El ejército salió a la calle, y en el transcurso de la tarde y la noche de ese mismo día, restableció el orden e hizo un número indeterminado de víctimas. El gobierno suspendió las garantías constitucionales e impuso el toque de queda. El saldo oficial fue de 86 muertos, 155 heridos, 1,012 detenidos y 53 policías enjuiciados. Velasco acusó a la CIA y al Partido Aprista de alentar los disturbios. Pero su régimen ya estaba herido de muerte.
Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del APRA, que presidió la Asamblea Constituyente de 1978-1979. Falleció poco después de firmar la Constitución de 1979.
El 29 de agosto de 1975, el general Francisco Morales Bermúdez, entonces Presidente del Consejo de Ministros, lideró un golpe de estado incruento desde la ciudad de Tacna, acción conocida como el Tacnazo. Morales Bermúdez lanzó un manifiesto al país, el cual estaba respaldado por las Fuerzas Armadas y Policiales, y donde explicaba que su propósito era “eliminar los personalismos y las desviaciones” que el proceso revolucionario venía sufriendo. Velasco, que desde hacía meses se hallaba enfermo, e incluso había sufrido la amputación de una pierna, abandonó pacíficamente Palacio de Gobierno y se retiró a su residencia de Chaclacayo. Oficialmente se le consideró “relevado” del alto mando. No volvió a intervenir en política y falleció en 1977.
Morales Bermúdez enfrentó el descontento y presión popular para retornar a la democracia. En el plano económico continuó la crisis financiera, caracterizada por las continuas devaluaciones de la moneda. El 19 de julio de 1977, se realizó un paro nacional impulsado por la CGTP, central sindical de tendencia comunista, que reclamaba un aumento general de sueldos y salarios de acuerdo con el alza del costo de vida. Este paro tuvo un masivo apoyo de parte de la ciudadanía. Lima quedó paralizada durante 24 horas de un modo nunca antes visto. Luego vinieron diversas movilizaciones nacionales. Morales Bermúdez convocó entonces a una Asamblea Constituyente, como un primer paso para el retorno a la legalidad. Dicha Asamblea se instaló el 28 de julio de 1978 y fue presidida por el líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre. Tras un año de debates se promulgó la Constitución de 1979, bajo cuya regencia se convocó a las elecciones democráticas de 1980, en las cuales triunfó el líder de Acción Popular y ex presidente Fernando Belaunde Terry, que volvió así nuevamente al poder, retornando la democracia.

Gobiernos populistas (1980-1990)

El presidenteFernando Belaúnde Terryen 1980.
Durante la década de 1980, el Perú enfrentó en una fuerte crisis económica y social, agravada por el estallido de un conflicto armado interno, iniciado por grupos terroristas de inspiración comunista.
Inaugurado el segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), de inmediato se restituyeron a sus propietarios los medios de comunicación expropiados por la dictadura militar, pero no se quiso revertir la expropiación de las tierras hechas al amparo de la reforma agraria. Se convocaron también a elecciones municipales, restaurándose así el origen democrático de los gobiernos locales. El triunfador en la municipalidad metropolitana de Lima fue el acciopopulista Eduardo Orrego Villacorta. En 1983, unas nuevas elecciones municipales llevaron al municipio limeño a Alfonso Barrantes, candidato de la izquierda unificada.
En el aspecto internacional, Belaúnde enfrentó con el Ecuador el llamado conflicto del Falso Paquisha (1981) y apoyó a la Argentina durante la guerra de las Malvinas (1982).
En el aspecto interno, pese a tener mayoría en el Congreso (a diferencia de su primer mandato), este segundo gobierno belaundista no colmó las expectativas de la ciudadanía. Tuvo que enfrentar los efectos desastrosos del Fenómeno del Niño de 1983 y el agravamiento de la crisis económica, cuyo signo más notorio fue una continua inflación y el alza del costo de vida. Todo ello ocasionó una oleada de huelgas y paros laborales, que se prolongaría durante todo el gobierno.
Pero indudablemente el suceso negativo más relevante fue el surgimiento del accionar de grupos terroristas de inspiración comunista que pretendían instaurar un nuevo Estado mediante la lucha armada: Sendero Luminoso (1980) y el MRTA(1984). Las reiteradas violaciones de los derechos humanos en las regiones del conflicto, los crímenes y abusos no divulgados de efectivos militares y policiales peruanos, así como los de Sendero Luminoso, convirtieron al segundo gobierno de Belaúnde en uno de los más violentos de la historia de Perú. Los hechos más graves sucedidos fueron la masacre de Uchuraccay, donde nueve periodistas fueron asesinados por los moradores de dicho distrito andino al confundirlos con militantes de Sendero (26 de enero de 1983); y la masacre de Putis, donde más de un centenar de civiles fueron masacrados por una unidad del ejército al ser confundidos también con militantes de Sendero y enterrados en un conjunto de fosas comunes clandestinas (diciembre de 1984).
No obstante, Belaunde llevó adelante una política de obras públicas, especialmente en lo referente a la educación, vivienda y carreteras. Se construyeron las represas de Condoroma y Gallito Ciego, se terminó una etapa más de la Central Hidroeléctrica del Mantaro, se empezó la construcción de la central hidroeléctrica de Carhuaquero, se fundó la Ciudad Constitución (en plena selva de Pasco), se continuó la carretera marginal de la selva, se construyeron hospitales, postas sanitarias y colegios en todo el país, así como conjuntos habitacionales en varios lugares del Perú, principalmente en Lima, donde destacan las Torres de San Borja, Limatambo, Precursores, Marbella, Pachacámac y Carlos Cueto Fernandini; y en el Callao, la Ciudad Satélite de Santa Rosa.
El presidente Alan García Pérez.
El desgaste sufrido por la centro-derecha peruana en el quinquenio de 1980-1985, aseguraron el triunfo del Partido Aprista en elecciones generales de 1985, cuyo líder, el diputado Alan García Pérez, se convirtió así en el primer presidente aprista de la historia, luego de vencer a la candidatura izquierdista del doctor Alfonso Barrantes, entonces alcalde de Lima.
El primer gobierno de García (1985-1990), contó al principio con un masivo apoyo popular. Muy dado a las poses grandilocuentes y al discurso efectista, García empezó rompiendo con los organismos internacionales de crédito, al anunciar que solo destinaría el 10 % de las exportaciones al pago de la deuda externa. El FMI declaró entonces al Perú “inelegible”, es decir, no propenso a recibir nuevos créditos.
Merced a diversas medidas populistas que aplicó García al inicio de su gobierno, se produjo una temporal reactivación de la economía. Se impuso un tipo de cambio del dólar por debajo del precio real (DOLAR MUC) para ayudar a los "inversionistas privados". Entraron a trabajar militantes apristas sin los requisitos necesarios a las diferentes entidades públicas, llámese ENTELPERÚ, ELECTROPERÚ y otras.
Sin embargo, al agotarse la capacidad de gasto del estado, los problemas económicos empezaron a agudizarse. García culpó a los “circuitos financieros internacionales” de la crisis económica y para solucionarla emprendió una fallida estatización de la banca. Esta última acción generó la protesta de la sociedad civil liderada por el escritor Mario Vargas Llosa, quien, al frente del llamado Movimiento Libertad (neoliberal y pro empresa), encabezó una coalición de fuerzas de centro derecha, denominada Frente Democrático (Fredemo), con miras a las elecciones generales de 1990. El discurso de Vargas Llosa propició que el pensamiento liberal, hasta entonces excluido del debate político (dominado por la derecha conservadora y la izquierda radical), fuera ganando terreno, especialmente entre la clase media.
Finalmente, García se vio en la necesidad de sincerar la economía, aplicando un severo shock, anunciado el 6 de septiembre de 1988 (conocido como el “paquetazo”). La crisis económica alcanzó entonces su peor nivel, con una hiperinflación galopante (producto de la emisión masiva de moneda sin respaldo), la devaluación constante de la moneda y escasez de alimentos. Una de las imágenes más recurridas por los peruanos de entonces es las largas colas formadas para conseguir algunos productos básicos, las más de las veces sin éxito.
Por si fuera poco, se produjo el aumento de la actividad terrorista de Sendero Luminoso y el MRTA, que a su vez desencadenó una desmedida represión militar. Dentro de este contexto se produjo el caso de la matanza de terroristas amotinados en los distintos centros penitenciarios de Lima, el 19 de junio de 1986, suceso conocido como la matanza de los penales. Otro episodio sangriento fue la masacre de decenas de campesinos en el pueblo ayacuchano de Cayara en 1988. Se formaron escuadrones de la muerte, como el autodenominado Comando Rodrigo Franco, los que amedrentaron a sospechosos de terrorismo y a críticos de la política antiterrorista.
El escritor Mario Vargas Llosa, hacia 1982.
Los principales candidatos presidenciales que se presentaron en las elecciones generales de 1990 fueron el ya mencionado Mario Vargas Llosa, por el Fredemo, yLuis Alva Castro, candidato oficialista del Partido Aprista y ex ministro de economía. Sin embargo, faltando pocas semanas para las elecciones, surgió una figura hasta entonces desconocido en política, el ingeniero agrónomo y ex rector de la Universidad Nacional Agraria, Alberto Fujimori Fujimori, que encabezaba un improvisado partido llamado Cambio 90. En las elecciones del 8 de abril de 1990 Fujimori quedó en segundo lugar detrás de Vargas Llosa, forzando así a una segunda vuelta electoral. Esta se realizó el 10 de junio de 1990. Fujimori, apoyado por el APRA y la izquierda, ganó abrumadoramente con el 62 % de los votos, frente al 38 % que obtuvo Vargas Llosa.
La derrota de Vargas Llosa, que hasta poco antes de la primera vuelta era el gran favorito, se atribuyó a su anuncio de aplicar un shock económico para estabilizar la economía, algo que fue hábilmente explotado por los apristas, que difundieron un spot televisivo que mostraba el supuesto efecto devastador de tal medida, lo que espantó sin duda a muchos electores. Otra razón sería la desenfrenada campaña electoral de los candidatos al parlamento del Fredemo, que saturaron con sus spots y avisos los medios de comunicación. También hubo muchos que reprocharon a Vargas Llosa el hecho de aliarse con partidos tradicionales (AP y PPC), que ya habían tenido un paso nada exitoso por el poder.

Gobierno de Fujimori (1990-2000)

El gobierno de Fujimori se inauguró el 28 de julio de 1990, en medio de la expectativa general. Para enfrentar la crisis económica y la hiperinflación, Fujimori aplicó el llamado fujishock, siguiendo las directivas del Fondo Monetario Internacional. En el aspecto político, desarrolló un discurso contra los partidos y los políticos llamándolos tradicionales, a los que culpó de la calamitosa situación del país. Utilizando aquello como pretexto y en medio de denuncias de corrupción contra miembros de los parientes presidenciales, el 5 de abril de 1992, encabezó un golpe de estado denominado el autogolpe de 1992, con apoyo de las Fuerzas Armadas, mediante el cual se disolvió ambas cámaras del Congreso e intervino al Poder Judicial. Luego de ello convocó a un Congreso constituyente, que promulgó la Constitución de 1993, la misma que está actualmente en vigencia.
El gran triunfo de Fujimori fue la derrota del terrorismo, una amenaza social que desangraba al país desde los años 80, capturando a sus principales cabecillas y desarticulándolo por completo. Además, aplicó reformas liberales en la economía, que plantaron los cimientos necesarios para la recuperación de la maltrecha economía peruana y su ulterior despegue.
El ex-presidente Alberto Fujimoridurante el proceso judicial (2008).
Los años noventa significaron así la definitiva cancelación del modelo económico dirigido por el Estado que regía el Perú desde la época del reformismo militar de los 70. Fue entonces cuando se redujo el tamaño del Estado, se abrió la economía al mercado internacional, y se privatizaron una serie de empresas estatales, muchas de las cuales habían sido utilizadas como botines políticos por los partidos políticos en el poder. Esto ocasionó que miles de trabajadores perdieran su empleo y se vieron obligados a realizar faenas informarles y es que con éstas medidas también abolió la estabilidad laboral: desde entonces el jubilado comenzó a perder su poder adquisitivo en sus pensiones. Gozando de popularidad por su victoria sobre el terrorismo y sus aciertos en el plano económico, Fujimori fue reelegido presidente en 1995, derrotando a la candidatura del embajador Javier Pérez de Cuellar, sin necesidad de ir a segunda vuelta. En este segundo gobierno, logró terminar la delimitación de la frontera norte con la República del Ecuador, después del conflicto del Cenepa, según el Protocolo de Río de Janeiro de 1942 y la declaración de Paz de Itamaraty de 1995. De otro lado, enfrentó la crisis de los rehenes de la residencia del embajador japonés, tomada por un comando del MRTA, crisis que fue superada en abril de 1997, cuando en una acción militar sorpresiva, fueron liberados 71 de los 72 rehenes que todavía se mantenían cautivos.
Sin embargo, el autoritarismo y la red de corrupción que tejió su principal asesor, Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), acabaron por socavar al régimen fujimorista. Ya desde 1996, Fujimori inició maniobras legales para poder postular como candidato a la presidencia en el 2000, pese a que la Constitución de 1993 permitía solamente una reelección consecutiva. Para hacer viable tal proyecto, se dio la ley denominada de Interpretación Auténtica de la Constitución, por la cual no se tomaba en cuenta su primera elección de 1990, sino solo la del 1995, aduciendo que la norma constitucional se aplicaba a partir de 1993.

Siglo XXI

En las elecciones generales del 2000, Fujimori se presentó por tercera vez consecutiva como candidato presidencial, con la ventaja que le reportaba ejercer la presidencia, en desmedro de los demás candidatos. En la primera vuelta realizada el 9 de abril, Fujimori obtuvo el 49.8 % de los votos frente al 40.3 % alcanzado por el economista Alejandro Toledo (con estudios y carrera labrados en los Estados Unidos), por el partido Perú Posible. Para la mayoría, estas elecciones estaban manipuladas desde Palacio de Gobierno, y por ello, Toledo decidió no ir a la segunda vuelta (aunque sin presentar nunca su renuncia oficial ante el Jurado Nacional de Elecciones), llamando a la población a votar en blanco. El 28 de mayo, Fujimori se presentó en solitario en la segunda vuelta, y antes de ser proclamado por el JNE, fue reconocido por los comandantes generales de las Fuerzas Armadas y el director general de la Policía, lo cual constituía una irregularidad. De ese modo, tras unas cuestionadas elecciones, Fujimori logró un tercer mandato. La oposición, conformada por los diversos partidos políticos y organizaciones civiles de diversa índole, intentó evitar la juramentación de Fujimori el día 28 de julio, pero no logró su objetivo. Durante la protesta, ocurrió el incendio de una sede del Banco de la Nación en Lima, en el cual murieron seis empleados, hecho que se atribuyó a elementos contratados por el gobierno para culpar a los manifestantes.
El presidente Valentín Paniagua Corazao.
Seis semanas después, el 14 de septiembre, se difundieron filmaciones donde se mostraba claramente el soborno de algunos congresistas de oposición y empresarios para que favorecieran al Gobierno, lo que precipitó la caída del régimen. El asesor Vladimiro Montesinos huyó del país, yendo a Panamá y finalmente a Venezuela, donde posteriormente sería capturado y traído al Perú, hallándose desde entonces en prisión. Por su parte, Fujimori abandonó el país solicitando permiso para asistir a la cumbre de la APEC en Brunéi, pero luego se dirigió al Japón, país del cual era ciudadano y desde el cual renunció por fax, refugiándose allí. El Congreso no aceptó la renuncia y lo destituyó, inhabilitándolo para ejercer todo cargo político, por diez años. El entonces Presidente del Congreso, Valentín Paniagua, fue investido como nuevo Presidente de la República ante la renuncia de los dos vicepresidentes el 22 de noviembre, iniciándose así un periodo de transición.
El gobierno de transición (que contó con la colaboración del ilustre embajador Javier Pérez de Cuellar, como primer ministro), se orientó a la organización de nuevas elecciones y a una profunda campaña de moralización del aparato público y las fuerzas militares que habían caído bajo la influencia del sistema. Paniagua firmó contratos de explotación de los yacimientos de gas de Camisea, y convocó a una polémica Comisión de la Verdad para investigar la lucha contra el terrorismo de los últimos años.
Para las elecciones generales del 2001, los principales candidatos fueron: el economista Alejandro Toledo Manrique, nuevamente por el partido Perú Posible; el ex presidente Alan García, que retornó de su exilio y encabezó el Partido Aprista, al que reavivó; y Lourdes Flores, por Unidad Nacional. En la primera vuelta realizada el 8 de abril de 2001, encabezó Toledo la preferencia de la ciudadanía con 36.51 % de los votos, quedando en un sorprende segundo lugar García, con 25.7 % de los sufragios. En la segunda vuelta triunfó Toledo con el 53.08 % de los votos, mientras que García obtuvo 46.92 %.
El presidente Alejandro Toledo en el 2003.
El 28 de julio del 2001 juró Toledo como Presidente de la República, para el periodo 2001-2006. La paradoja de su gobierno fue que gozó de baja popularidad, envuelto en acusaciones de corrupción de la más variada índole, mientras la economía peruana logró superar la recesión y tuvo un gran crecimiento especialmente en la capital, la sierra central y la costa norte. En este período se inició la negociación de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos el cual en su momento no fue visto con buenos ojos por los campesinos del país porque temían que tuviera un efecto negativo sobre sus economías. A los logros macroeconómicos de Toledo, habría que agregar a su favor el respeto al orden constitucional y a todas las libertades, principalmente la de prensa. De otro lado, durante su periodo se produjo la llegada a Chile de Alberto Fujimori, procedente del Japón. Se iniciaron los trámites de extradición del ex presidente, sobre quien pesaban gravísimas acusaciones de violación a los derechos humanos. Dicha extradición finalmente se concretaría en el 2007.
En las elecciones generales del 2006, los principales candidatos a la presidencia de la República fueron el oficial del Ejército del Perú en situación de retiro Ollanta Humala Tasso, por Unión por el Perú; el ex presidente Alan García, por el Partido Aprista; y Lourdes Flores, por Unidad Nacional. El más novel de estos candidatos, Humala, se había hecho conocido por una asonada que encabezó en las postrimerías del gobierno de Fujimori, el llamado levantamiento de Locumba. En la primera vuelta realizada el 9 de abril del 2006, Humala quedó arriba, con el 30.62 % de las preferencias, y García quedó en segundo lugar, con el 24.33 %, superando de manera ajustada a Lourdes Flores, considerada como la candidata de la derecha. La campaña por la segunda vuelta entre Humala y García planteó un dilema a miles de peruanos. A García, pese a un discurso y perfil más moderado, se le recordaba su desastrosa gestión presidencial de 1985-1990; y a Humala, con su mensaje radical orientado hacia la izquierda, se le identificaba con el autoritarismo al estilo del presidente venezolano Hugo Chávez, quien incluso intervino groseramente a su favor, algo inédito en el marco de las relaciones internacionales. Para diversos analistas, esta intromisión del chavismo favoreció a la candidatura de García. La segunda vuelta, realizada el 4 de junio de 2006, en medio de un ambiente de incertidumbre por el futuro de la democracia, dio por triunfador a García, con el 52.6 % de los votos, mientras que Humala quedó con 47.3 % de los mismos.
El presidente Alan García Pérezsaludado por los legisladores miembros de la Comisión de Recibo designada para darle la bienvenida a su llegada al Palacio Legislativo. Año 2010
El segundo gobierno de Alan García Pérez se caracterizó por su marcado interés en favorecer la inversión extranjera, por el deseo de acelerar la integración del Perú con los grandes mercados mundiales y de alentar al empresariado a inyectar sus capitales en el país. En definitiva, siguió los lineamientos de la política económica trazada desde 1990 (es decir tras el fin de su primer gobierno). Entre otros acuerdos, logró finiquitar el TLC con los Estados Unidos, y acuerdos similares con China, Tailandia, Chile, Canadá, Corea del Sur y México. De otro lado, la inflación llegó a su nivel más bajo en décadas (2 %), lo que resulta irónico tratándose de García, cuyo primer gobierno había concluido con la mayor hiperinflación de la historia republicana. Las reservas internacionales llegaron también a un récord histórico y se mantuvo el crecimiento sostenido del país. Gracias a un adecuado manejo de la economía, el Perú pudo superar sin mayores sobresaltos la recesión mundial que golpeó a los principales compradores, los Estados Unidos, la China, etc.
No obstante, el gobierno de García debió soportar, al igual que el anterior de Toledo, de protestas sociales en diversas localidades, siendo el episodio más sombrío la llamada masacre de Bagua, el 5 de junio del 2009, donde, un enfrentamiento entre los nativos y las fuerzas del orden ocasionó la muerte de decenas de personas, entre ellos 24 policías. Otro aspecto negativo fue el llamado escándalo Petrogate, que consistió en la difusión de audios entre funcionarios del gobierno negociando la entrega de lotes petroleros a una empresa extranjera.
En las elecciones generales del 2011, se presentó por segunda vez como candidato a la presidencia el ex comandanteOllanta Humala Tasso, por la alianza electoral Gana Perú, a la que se sumaron diversos partidos de izquierda. También postularon Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, por Fuerza 2011; y Pedro Pablo Kuczynski, economista y candidato liberal, por la Alianza por el Gran Cambio. En la primera vuelta, realizada el 10 de abril, Humala obtuvo la más alta votación (31.72 %), aunque sin llegar al 50 % más uno de los votos requeridos por la Constitución. En segundo lugar quedó Keiko Fujimori, que superó con un escaso margen a Kuczynski.
El presidente Ollanta Humala.
Ollanta y Keiko pasaron así a la segunda vuelta, lo que alarmó a un sector de la ciudadanía, ya que ambos aparentemente se identificaban con autoritarismos antidemocráticos: el fujimorismo, en el caso de Keiko, y el modelo chavista de Venezuela, en el caso de Humala. Sin embargo, Humala se esforzó en demostrar sus distanciamiento del chavismo, modificando su plan de gobierno original y jurando un "compromiso en defensa de la democracia" ante la presencia de varios destacados intelectuales, profesionales y artistas peruanos, quienes le brindaron su apoyo. Finalmente, en las elecciones de segunda vuelta realizadas el 5 de junio del 2011, Humala resultó triunfador con el 51.44 % , con un margen de 3 % de ventaja sobre su competidora Keiko.



FUENTE DE: https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_republicana_del_Per%C3%BA

0 comentarios:

Publicar un comentario